El genio de la tecnología, que revolucionó la informática, fallece a los 56 años. El mundo debe al exjefe de la compañía californiana grandes inventos, desde Apple II a iPad
"Steve Jobs ha muerto". El mensaje lo pudo leer, quizás, en su iPhone, esta mañana. Tal vez, la noticia influyó en su estado de ánimo lo suficiente como para, sin darse cuenta, cambiar la música de su iPod. 'Blowin in the Wind', de Bob Dylan, por ejemplo. Al llegar a casa y abrir el navegador de su Mac se encontró con un Google con sabor a despedida; un sinfín de despedidas venidas de todos los sectores de la sociedad, de todos los rincones del mundo. Incluso, quién sabe, acarició con su dedo el rostro de un sonriente Steve Jobs al pasar de página en su iPad.
Era el corazón de Apple, un espíritu emprendedor, aventurero, apasionado y vocacional, que dictó el que sería el prólogo de su vida en un discurso legendario, durante la graduación del curso de 2005 de la Universidad de Standford. Han pasado seis años y, sin embargo, ningún día tuvo más sentido aquella frase de "sigue hambriento, sigue alocado".
"Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿haría lo que voy a hacer? No hay razón para no seguir... Nadie quiere morir, incluso los que saben que van a ir al cielo. Pero hay que renovar, lo nuevo sustituye a lo viejo y así debe ser (...) A veces la vida te golpea con un ladridllo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me ha mantenido en pie ha sido amar lo que hago. Tenéis que encontrar lo que amáis. Vuestro trabajo es una parte muy importante en la vida, y la única forma de queda satisfechos es creer que estáis haciendo algo grande. Amad lo que hacéis".
Tantas frases que quedarán en la memoria que es difícil elegir una. Su presencia en el mundo, tan insistente, se convierte ahora en una ausencia difícil de creer: redes sociales, blogs, artículos, reportajes, galería de fotos, vídeos... Todo tipo de contenidos convierten a Steve Jobs en una suerte de 'virus' informático, un ente cercano al Matrix de los Watchowsky que resonará entre los cuatro marcos de su pantalla. Píxeles grabados en la historia.
De Apple a Pixar
Puede que, después de todo, el producto que mejor vendió Steve Jobs no fuera su iPhone ni su iPod ni su iPad, sino que fuera él mismo. A lo largo de los años, el creador de Apple ha forjado una idea sobrehumana que combinaba talento, imaginación, creatividad y vocación. Una fórmula pasional que le convirtió en el hombre más rico del planeta, “algo que nunca me importó”.
En los últimos tiempos, muchos quisieron ver a Jobs como el Tony Stark terrenal; el Walter Bishop de esta dimensión. Es obvio que son más que conscientes de los triunfos tecnológicos del tipo de la manzana. Pero, si no les importa, me gustaría subrayar un hecho que no debe ser menospreciado: Steve Jobs, hundido y expulsado de su propia compañía, se reinventó y fundó una de las fábricas de sueños más importantes de nuestra era: Pixar.
1995 parece tan lejano y, sin embargo, es historia viva. Aquel año escuchamos a William Wallace suplicar al espectador por un corazón libre, vimos a Bruce Willis perder la partida con 12 monos y a un Amenábar prometedor sentando sus tesis. Ý también conocimos a Woody, Buzz y el resto de los juguetes de Andy: la primera película de animación hecha completamente por ordenador, 'Toy Story'.
El futuro de Apple
Bill Gates, Mark Zuckerberg, Paul Allen, Damon Lindelof, Ruiz-Gallardón, Rupert Murdoch... Los mensajes de despedida para Steve Jobs se cuentan a miles en todos los sectores de la sociedad, desde el arte a la ciencia.
La muerte de Steve Jobs deja huérfano de padre a la mayor de sus creaciones, Apple, una compañía que moldeó acorde con sus sueños tecnológicos y que ahora se enfrenta al reto de sobrevivir a la ausencia de su visionario líder. A pesar del golpe de efecto que supone esta pérdida, Apple encara la era postJobs como la segunda empresa más valiosa de EE UU, desde la tranquilidad de ver cómo sus beneficios se duplican de año en año y sus productos marcan la pauta a seguir en el sector.
Toca que Apple encara su nuevo futuro y sepa reaccionar a los grandes eventos que Steve Jobs protagonizaba. Su primer reto es más que evidente: el iPhone 4s, que llega con más críticas que alabanzas y que inicia la era de Tim Cook.
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